miércoles, 7 de septiembre de 2011

Ni a las estrellas

No dejo de pensar que rara sería mi vida si no estuvieras en ella, sin tu pelo negro alborotado, sin tu sonrisa traviesa, tu hiperactividad momentánea, sin tus consejos, sin tus piques, sin mi deseo y tu cariño, sin tus manos tocándome y sin tu mirada que atraviesa cada rincón de mi pensamiento. No dejo de pedir que me quieras, que me desees algo parecido a lo que hago yo, que la olvides y me recuerdes a mi noche tras noche. No dejo de recordar en el momento que te vi como te clavaste en mis ojos, ni en la primera vez que pensé en ti al acostarme, ni en la primera vez que me dijiste algo parecido a un te quiero. Podría pedir mil cosas más una relacionadas a ti, como que algún día consiga besar tus labios a la vez que toco tu pelo, o que me mires de forma que revoluciones todos mis sentidos, pero todos sabemos que todo esto es un deseo muy lejano incluso para pedir a las estrellas.

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