viernes, 8 de abril de 2011

No es cuestión de rendirse

Me gustaría conocer a alguien que no me comprara con una sonrisa, a alguien que no me diga nada con la mirada. Me gustaría encontrar a alguien que me regalara los oídos, que me dijera mentiras piadosas de esas que tanto me gustan. Conocer a alguien que me hiciera regalos los días regidos por el calendario, que me llegara con un ramo de flores un 14 de febrero. Me gustaría encontrar a alguien que no se dejara partir la cara por mi, que no le importe dejarse la vida por hacerme feliz. Alguien al que le fuera indiferente hacerme feliz, que le importara relativamente una mierda. Alguien que no me produzca adicción, más bien, que sea inmune a sus encantos. Alguien que no comparta mis vicios por el drama y el acohol. Busco a alguien que no me vuelva completamente loca, pero que no me de tranquilidad ni me la quite. No quiero a un loco de atar, aunque tampoco a alguien relativamente autista. Que me haga reir lo justo y que no consiga hacerme llorar. Alguien que no me llame las noches de borrachera y que ni siquiera piense en mi los días de resaca. Que no se acuerde de mi nombre cuando pase por sitios nuestros. Y que no sepa cantar, lo tengo clarisimo. Alguien que no recuerde las fechas importantes y que no le de importancia a cosas insignificantes. Alguien valiente, pero tampoco es una cualidad imprescindible.

En definitiva, quiero conocer lo que no he conocido nunca. 
Quiero conocer todo lo contrario, la otra cara de este juego llamado vida.

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