sábado, 24 de marzo de 2012

Medio año.

Quizá estas son las últimas palabras que hablen de ti.
Que hay miles de canciones aún por escuchar, que voy a guardarte en el mes de febrero para siempre, en una noche de cinco de enero y en ese mayo que nunca tuvimos.
Que la canción acaba de empezar, y cuando acabe empezará otra que no hablará de tí.
Quizá no me olvide para siempre, tus ojos verdes, se quedarán en mi memoria. Y de como tus ganas de decirme venga y yo aun sin decirte vale. De una noche que no fuimos al baile y yo no fui tu dulce introducción al caos.
De los cigarros que te fumaste conmigo mientras nosotros nos fumábamos el tiempo que no nos sobraba, que en eso de desperdiciar eramos únicos.
Yo siempre fui de querer y tú de no mirarme.
Que esta canción quiere acabar, pero yo no quiero. Cuando acabe tu te habrás ido para siempre de mi. De tus noches de agosto mientras tus ojos marrones que amanecían entre otras miradas. De tus pantalones verdes, de tus camisas a cuadros. De tu pelo alborotado.
De tu sonrisa, que yo siempre la vi perfecta, de las ganas de vivir que yo siempre he tenido a tu lado.
De los meses que hemos pasado sin hablarnos. Cosas que yo te conté y nunca salieron de ti.
De ese veinticinco de septiembre, de sonrisas a las ocho de la mañana. De amaneceres un veinte de agosto. De recuerdos que tú ni recuerdas.
Expertos en dejar a medias lo que se empieza.
Canciones que no fueron, pero sonaron. Palabras que no se dijeron, pero se cumplieron.


Estos son tus últimos cuarenta y cuatro segundos de canción. Tú decides. Sonar con ella, o acabar para siempre

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