Creaste de la nada un dolor que jamás creí posible, un dolor que empieza a ser parte de todo lo que respiro, un dolor que deja tantas cicatrices que ni siquiera el tiempo se atreve a curar.
Y si pudiera pedir una cosa, un único deseo, sería un susurro. Sería tu voz acariciando mi corazón. Tu voz murmurando que no pasa nada, que has vuelto, para quedarte aquí, conmigo.
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