lunes, 23 de enero de 2012

Se desnudó ante mí con sus palabras. Me arropó con cada latido y cada jadeo. Cosió y entretejió las finas telarañas que cubrieron todos y cada uno de mis inviernos. Fue capaz de escalar el abismo de entre mis piernas y se atrevió a colonizar mis lunares. Hizo lo que nunca nadie había hecho.



-Hay cosas que nunca te dije.
Le observé con curiosidad, casi con indiferencia.
+¿Ah, sí?
-Sí.
+¿Cosas como qué?
-Que te quise mucho. Mucho más de lo que me gustaba admitir.
Me congelaron sus palabras. Todas y cada una de ellas.

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